jueves, 1 de febrero de 2007


ALFRED HITCHCOCK y la rubia glacial, “TIPPI” HEDREN, ex–modelo, firmaba un contrato servil, de 7 años, por el cual su nombre quedó aprisionado entre comillas y con el marcó de un sello indeleble la tensa, obsesiva relación cuyos resultados fueron “LOS PAJAROS” (The birds - 1963), y “MARNIE, LA LADRONA” (Marnie - 1964), dos de los thrillers más perversos del director. Durante el rodaje de “LOS PAJAROS”, “TIPPI” accedió a las exigencias del Maestro del Suspense: debería permanecer maniatada, mientras pájaros vivos, arrojados sobre su cuerpo, le picoteaban los miembros. Poco faltó para que un zapapico la dejara ciega; la dama sufrió un colapso nervioso.
Pese a la casta devoción de HITCHCOCK por su esposa ALMA (la mujer que, según solía bromear, lo había salvado de “volverse loco”) desarrolló una violenta obsesión romántica y sexual por HEDREN. Ella era la única adecuada (pero en un momento inoportuno) para la agriada vida sexual del director y pagó muy cara la pasión que había despertado. Estaba previsto que, para la escena cumbre del ataque aéreo de los pájaros se utilizaran pájaros mecánicos. Como no le parecieron convincentes, el director decidió emplear aves reales. Durante una semana entera “TIPPY” fue despellejada por gaviotas y cuervos enloquecidos. La ataron al suelo con tiras elásticas invisibles; luego, mediante hilos de nylon, amarraron su vestido a las aves excitadas, a las cuales se incitó a picarle el cuerpo. Uno de los pájaros hizo lo posible para arrancarle el ojo izquierdo; el incidente dejó una huella profunda en el párpado inferior. La actriz cayó en un ataque de histeria. Finalmente acabó por derrumbarse del todo y hubo que interrumpir la filmación toda una semana... La misoginia de HITCHCOCK, ese placer suyo de maltratar a mujeres guapas en la pantalla, había alcanzado su momento cumbre pocos años antes, en 1959, al negarse AUDREY HEPBURN a trabajar en “NO HAY FIANZA PARA EL JUEZ”, una película que el director había pensado especialmente para ella. Debía incluir una escena de violación tan grafica como repugnante. Demasiado gráfica para AUDREY, quien hacia muy poco había sido aclamada por su papel de religiosa en “HISTORIA DE UNA MONJA” (The Nun's Story - Fred Zinnemann - 1959). De modo que pidió excusas y alegó embarazo; el mismo argumento que dos años antes ofreciera VERA MILES para retirarse de “VERTIGO” (1958). HITCHCOCK dejó de lado el proyecto de “NO HAY FIANZA PARA EL JUEZ” (con la pérdida de 200 de los grandes) y en su lugar hizo “PSICOSIS” (Psycho - 1960), con su asesinato en la ducha que en realidad representa una violación.
Sus últimas películas parecen echar a las mujeres la culpa de las incontrolables pasiones que se agitan en los hombres.
Con el siguiente film HITCHCOCK se volvería aun más posesivo y dominante. Durante el rodaje de “LOS PAJAROS” había acosado a HEDREN con martinis durante los ensayos. Durante la filmación de “MARNIE”, además de la scopofilia, se los administraba él mismo. Esta extraña relación entre bella y bestia se prolongo cierto tiempo. Durante ésta, HITCH envió un peculiar regalo a MELANIE, la hija de 5 años de HEDREN: una muñeca que representaba a su madre, vestida y peinada como el personaje que había encarnado en “LOS PAJAROS” y metida en un pequeño ataúd de madera de pino. Tiempo después aprovechó una sesión de maquillaje (con pruebas de “heridas” incluidas) para encargar una máscara del rostro de “TIPPY” que guardaría después celosamente en una caja de terciopelo rojo. Un día le enviaba efusivas y apasionadas cartas; al siguiente, recibía fríos informes profesionales. Aunque Ella le puso al corriente de que pensaba volver a casarse (se casaría con su agente al acabar el rodaje), Él no se dio por aludido. Insistía en que Ella era todo lo que Él había soñado siempre. Ojalá una noche ALMA se fuese a dormir y no volviera a despertarse nunca... El guión de “MARNIE” puede leerse como el desarrollo simbólico de la vana persecución de la estrella por el director: en ella una fría cleptómana se resiste a los avances de su marido (SEAN CONNERY) durante la luna de miel y luego intenta suicidarse cuando él la violenta. Durante el rodaje, HITCHCOCK persiguió su viejo sueño de libertino: debió de sentir que las sombras del sillón de ruedas y el marcapasos se alzaban para Él en el horizonte. La película se transformó en el cri de coeur de un ciudadano otoñal. Un día, cuando el rodaje iba por la mitad, fue al camerino de “TIPPY” y le hizo proposiciones. La esencia de la escena fue digna de un melodrama victoriano: el muy ruin amenazó con arruinarla si no cedía. Ella no cedió. A partir de ese momento Él se negó a dirigirle la palabra directamente en el plató. Les ordenó a sus ayudantes que le dijeran: “a esa chica que...”. A partir de “MARNIE”, la decadencia física y moral se precipitaría. Seriamente deprimido, HITCHCOCK insertó en “FRENESI” () la escena de violación mas brutal y aterradora que jamás había puesto en una película. En los films de HITCHCOCK abundan las referencias a la sumisión. No obstante, fue con el público con quien perpetró el más notable ejercicio sadomasoquista. Era capaz de mantenerlo hechizado en la oscuridad, sólo gracias a la astucia, al genio y a la habilidad. Pegados a sus asientos, el Maestro del Miedo atormentó a sus espectadores hasta saciarlos. Y, contrariamente a “TIPPY”, ellos vuelven una y otra vez por más.

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